Un pequeño adiós.

I got a bad migraine that lasted three long years.

David Bowie

 

 

Diálogos migrañoides III: Desayuno con calmantes

morning

—Eh. Eeeeehhh.

—Zzzzz.

—Vamos, despierta.

—Ah. Eres tú.

—Buenos días.

—¿Todavía estás aquí?

—Después de la noche que pasamos, no podía irme así sin más…

—Por mí no lo hagas: vete cuando quieras.

—Siempre haces lo mismo. Me arrastras a la cama y luego cuando te despiertas no quieres saber nada de mí. ¿Podrías dejar de revolver el botiquín un momento y prestarme un poco de atención? Estás hiriendo mis sentimientos.

—Ay, señor…

—Vuelve a la cama conmigo, anda.

—Ay.

¿Cómo suena una migraña?

Había una vez un compositor alemán obsesionado con la historia y la mitología de sus ancestros, que se hizo famoso por sus «dramas musicales» y que inflyó notablemente en la literatura, la filosofía y el arte. ¿Lo conocéis? Pues resulta que este señor tan afamado era migrañoso. Y por lo que se ve supo sacar partido del dolor, a pesar del estorbo que le suponía al trabajar.

Ilustración de van Scharwel

Ilustración de van Scharwel

Hace tiempo (no diré cuánto) me topé con un artículo que lo cuenta bien, por si mi explicación os resulta poco fiable.

Al parecer, un grupo de investigadores dirigidos por Hartmut Göbel, director del Centro de Investigación del Dolor Clínico y del Centro de Jaquecas Kiel, basan su estudio en la intensidad musical, por una parte: «La ópera abre con un golpeteo palpitante, que gradualmente se vuelve más intenso, hasta que alcanza una pulsación casi dolorosa» y por otra en las memorias y cartas del propio Wagner y en los diarios de su esposa Cosima (hija ilegítima de Liszt, por si os va el cotilleo). En todos esos documentos, Wagner se quejaba de sus dolores de cabeza y de las dificultades que encontraba para terminar Siegfred en ese estado. Ay, pobrecico.

Lo que más me gusta, eso sí, es las palabras de Göbel que cierran el texto: «Las migrañas afectan frecuentemente a la gente productiva y creativa». Qué bonito. Al menos podemos consolarnos así.

Así que ya sabéis: escuchar a Wagner, aparte de daros ganas de invadir Polonia, puede provocaros dolor de cabeza: lo dicen bien claro (en inglés bien claro, I mean) en este vídeo los autores de la investigación.

Y ahora, su poquito de Siegfred para terminar. Recordad pensarlo dos veces antes del darle al play si no tenéis analgésicos a mano…

Adiós, agosto

Domingo. Pero no uno cualquiera, no: es el último de agosto. Muchos seres tendrán migraña. Otros se estarán despidiendo de las vacaciones. Sí, queridos migrañoides y no migrañoides, septiembre SIEMPRE vuelve. Las circunstancias se merecen, quizá, un poco de música para recordar que con esto de los dolores de cabeza, en todos sitios cuecen habas. Hasta en el indie, oiga.

Y recordad, amiguitiquis: el dolor de cabeza SIEMPRE se va.

Cuando tienes migraña y en el piso de arriba hay obras

Cuando tienes migraña y en el piso de arriba hay obras.

Nooooo

Jim y Catherine

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Los cuatro fueron a dar un paseo por el lago escondido entre la niebla, en el fondo de un valle húmedo y frondoso. La armonía entre ellos era total. Catherine tuvo una pequeña migraña. Jim, después de grandes esfuerzos, las tenía de horas. Pensaba: «Si tuviéramos hijos juntos serían altos, delgados y con migrañas».

Jules et Jim (François Truffaut, 1962)

La migraña explicada en cuatro tópicos. Digo memes.

Mirad lo que me han regalado anonimamente, ¿no es adorable? ¡Gracias! «Sé que es un poco tópico», me ha explicado este ser migrañoide ciberactivo, «pero los tópicos existen para simplificar la realidad, ¿no?». Pues sí, un poquito sí que lo es, pero efectivamente algo de razón llevan estos memes…

ragecomic

Diálogos migrañoides. II: Alto y claro.

—¡Que me dejes!

—Te olvidas de que este blog no sería posible sin mí…

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Si te duele la cabeza puedes ganar un concurso

Para que luego digan que no hay relación entre migraña y arte. La estupenda Tierra de Aires me ha informado de que el Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología convoca un concurso de relato breve sobre migraña. Según las bases, el requisito es «sufrir cualquier tipo de dolor de cabeza», ¡chupaos esa, no migrañoides! Bueno, en realidad no tanto, porque también vale con  «conocer a alguien que lo padezca» y supongo que no debe ser tan complicado. Si os apetece participar tenéis hasta el 28 de febrero.

Que la inspiración, queridos seres migrañoides y no migrañoides, no os pille en mitad en la calle sin un trocito de papel a mano.

pared escrita

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